¿Y si nunca encontramos judías mágicas? ¿ Y si solo encontramos... judías?

sábado, 26 de febrero de 2011

Sobre lo que no se puede olvidar nunca.

Apuesta por alguien. Dalo todo, arriesga y confía plenamente.

Apuesta por alguien y pierde . Pierde la sonrisa, el amor, la música, la inspiración, las ganas de comerte el mundo y las ganas de hacer cualquier cosa. Pierde recuerdos preciosos, que se quedan manchados y no se pueden volver a mirar igual nunca más. Pierde amigos, confianza, autoestima, fuerza, pureza en tus acciones.

Quédate sin rumbo, mirando la llanura de escombros que ha quedado, observando la brújula destrozada en el interior del alma, sintiendo tanto dolor que no puedes ni llorar, ni articular palabra alguna.

Con el tiempo y a causa de una fuerza de origen desconocido,empieza a mover poco a poco las extremidades, intentando recordar cómo era eso de caminar hacia delante. Coge las pocas cenizas que queden y guárdalas en un botecito, muy cerca de tu corazón, que esté siempre latente pero que no prevalezca sobre lo demás.

Y ahí están, ahí las tengo, muy cerquita mía, para que no se me olvide nunca el daño que me hiciste.

lunes, 21 de febrero de 2011

sofás rojos con frambuesa.

Soy la emperatriz de las casualidades, a pesar de que no todas las traiga/provoque/encuentre yo. Algunas las trae la Luna, y no una cualquiera. Una Luna tatuada en el cielo, de verso libre y con una fuerza increíble, tanto que es capaz de empujarme hasta compartir el mismo aire y suelo mojado con un loco que desayuna a 300 km de su casa.

Cara a cara con la situación y muerta de frío, me regodeo al darme cuenta de que no he olvidado cómo es esa sensación tan agradable de ver que las cosas van bien y no hace falta que mueva miles de hilos. Ya vienen de serie, cada una en su sitio y metidos en una cajita. El broche de oro es que es real y transparente, ahora sólo queda que termine esta sensación de que todo se va a torcer, de que a mi linda casualidad le salgan patas y desaparezca por alguna parte del mundo.

Encogida en mi pequeño refugio calentito, cierro los ojos y me río para mis adentros del pobre Cernuda, que da golpes en la tumba intentando ordenar un poco la situación.

viernes, 18 de febrero de 2011

Lluvia

Un día decidió despertar y se dio cuenta de que el cielo lloraba como ella. "¿Qué pensarán las nubes para estar tan tristes?", así que decidió abrir la puerta y echar a andar para compartir con el cielo su pena. Las calles no eran conocidas, así que se metió por completo en la dulce sensación de perderse, y poco a poco se fue dando cuenta de que a cada baldosa que pisaba, iba muriendo un recuerdo. Tuvo miedo en un instante de olvidarlo todo, de llegar a la siguiente esquina y no saber volver a casa o no recordar su propio nombre.

Los pies, que nunca entienden de miedos, la acabaron llevando a un campo amplio, verde y solitario. Maravillados los ojos, sin darse cuenta realmente, avanzó y se tumbó en la hierba, en mitad de una llanura mojada, con olor a tierra y olvido. Extendió los brazos y se quedó allí horas enteras, cayendo la lluvia sobre su rostro y sus ropas, mezclándose por completo con la naturaleza, formando parte, como una piedra más, del paisaje. 

Pero el cielo se puso negro y la luna comenzó a asomarse, recordando, con una tenue luz, que debía volver a casa.

Por una vez en mucho tiempo, hizo el camino silbando una canción desentonada, tiritando de frío, pero  sintiendo con alivio que se aflojaban los males que le anudaban la garganta. 

sábado, 12 de febrero de 2011

Der Weg

No me has visto llegar a lo más alto para después precipitarme al vacío sin escapatoria ninguna, sin poder usar la cuerda de emergencia y desplegar un paracaídas que hiciese el dolor mucho más leve. No has visto cómo se quebraron todos mis huesos ni has escuchado los gritos ahogados de dolor indescriptible.

No has despertado alguna mañana conmigo para comprobar lo mucho que me costaba levantarme, lo que me dolía regresar del mundo de los sueños para enfrentarme ,escudo y lanza ya oxidados, al mundo real.

No has secado mis lágrimas, aunque sé que podrías describir a la perfección cada una de ellas.

No me has visto armándome de valor y tirar conmigo como quien tira de un muerto. No has comprobado con alegría como fue desapareciendo la sonrisa torcida, ni te has podido sentir orgulloso de que por fin me haya levantado, que de por fin las cosas no vayan tan mal.

No has visto nada de nada, pero nos encontramos por casualidad a mitad del regreso a la cumbre, en el punto intermedio en el que echar la vista atrás aún duele pero no asfixia.

Quizá vuelva a llegar a la cima yo sola, o quizá lleguemos los dos juntos, como dos caminantes solitarios que se alegran aunque recelando de poder compartir una parte del destino. Sea como sea, me alegro de que estés aquí conmigo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Y mi padre siempre quiso llamarme lagrima

Hoy, me he encontrado con un amigo saliendo del conservatorio. Nos hemos cruzado y hemos hablado unos minutos, pues yo tenía bastante prisa y no hemos podido hablar más, pero en ese escaso cruce de palabras, me ha dicho algo que me ha dado mucho que pensar.
Le comentaba que tenemos un amigo en común que no lo está pasando muy bien por bastantes situaciones que aún se le escapan. Hablábamos de cómo se sentía cuando me sorprende mi amigo con las siguientes frases:

" Me ha dicho que es incapaz de llorar, que tiene ganas, pero que no le sale, que nunca ha llorado por algo que no fuese dolor físico. Yo, si no pudiese llorar, me moriría, porque estamos en un mundo en el que todo es falso, que la gente da asco, que todos están con todos, y en medio de todas estas cosas que están mal, el llorar es el único acto puro y sincero".

He asentido, hemos hablado un poco más y cada uno ha ido por su lado. No he hecho mucho caso a lo que acababa de escuchar por las prisas, pero dentro de mí había una lucecita parpadeante avisando que había algo pendiente para darle vueltas.

Bien, esta tarde he dado un repaso en todo lo que ha pasado desde hace unos... 2 años hasta hoy, intentando mirar qué es lo puro que ha habido dentro de mi y lo que he visto en los demás. He acabado dándole la razón a mi amigo. He echado la vista atrás y me he dado cuenta de que lo más sincero que he hecho y que he visto hacer a los demás es llorar. Derramar lágrimas de desamor, de envidia, de ira, de frustración, de pena, de soledad, de angustia, de impotencia. Lágrimas sonoras y abundantes, silenciosas y escurridizas. He visto caer lágrimas de todo tipo, y he comprobado el sabor de otras tantas.

Todas, y cada una de esas gotitas saladas tenía como causa el sincerarse con uno mismo y con los demás, ya fuese en silencio o a voz en grito. Por una parte, me ha dado una pena terrible no poder encontrar algo más puro y sincero que eso. No he encontrado algo más auténtico y eficaz para purgar el alma, es verdad, pero al menos la idea de que por lo menos queda algo a lo que aferrarse me hace tener una pequeña sensación de calma.

domingo, 6 de febrero de 2011

Siempre te idealizo.



Hay tanto que decir, tantas cosas que pienso, que se arremolinan en mi cabeza y no saben cómo salir, no entienden de orden ni tacto. Son tantas las situaciones que no entiendo y tantas las palabras vacías que no se llenan con hechos, que ya no sé si tengo que sentirme decepcionada o agradecida. 

Decepcionada por todas las mentiras que se escapan por esos labios de seda y miel, o  por todos esos momentos de íntima luz en los que el mundo deja de girar, para después frenar bruscamente cuando tú lo ordenes. Pero también podría estar agradecida porque tu boca no me envenenase con lo que de  verdad puede estar pasando, o porque en algunos momentos de mi vida, los menos esperados, te cuelas por la ventana y nos olvidamos de quienes somos. 

Hay tanto que decir y hoy no me salen las palabras.