¿Y si nunca encontramos judías mágicas? ¿ Y si solo encontramos... judías?

domingo, 26 de junio de 2011

"Dejadme que os cuente mi cuento de herida y caricias"



Se van amontonando las colillas en mis pies, tanto trabajo para nada, en todos los sentidos. Todo se ha paralizado, no existe la perspectiva, sólo un dolor que quema, que consume, que  anuda la garganta como tantas noches atrás.
Las heridas estaban mal cosidas y se me resbalan los hilos. Aprieto con todas mis fuerzas y sólo consigo que me sangren las manos, sentirme más cansada que nunca. No se me dio bien remendar lo que otros han roto, lo que yo misma he dejado abrir. Y tanto, tantísimo trabajo para nada.
Olvidar
arrancar
caminar.
Al final sólo el frío, la desconfianza...todo es azul al fin y al cabo. Ni monte, ni río, sólo azul. Ni promesas, ni sueños, ni deseos, todo manchado, roto.
Me conformaría, cómo mínimo, con que dejaran de pisarme la cabeza cada vez que intento avanzar.

martes, 21 de junio de 2011

La bañera

Hay un cuerpo en la bañera, en la bañera de siempre, la primera, la original. Allí se descubrió lo que era amar, allí amaron una única y preciosa vez.

Ya no somos cuatro manos jugando con el ir y venir de la espuma, como una obra un poco absurda de nuestro concierto privado. Ahora sólo quedo yo hundiéndome  entre las misma paredes, después de que no me amaran más ni allí ni en ningún otro sitio.

Si esta bañera va a volver a ser testigo del amor no va a ser conmigo, y ya no me da pena, simplemente me pregunto si habrá algún lugar, alguna cama, algunos ojos, algunas aguas que me vayan a hacer sentir como entonces.

viernes, 17 de junio de 2011

Que se entere todo el mundo de que mi jardín es el más bello.

Pub con buena música, buena cerveza, buenos amigos. Fondos verdes, bancos de ladrillos y un camarero que te hace sentir la reina del universo... a ti y a todas, pero en fin, eso no importa.
Me regodeo en mi gratitud mirando la mesa roja de ikea, la misma que tengo en casa pero de color blanco  haciendo la función de mesita de noche, y pienso en la de cosas que ha presenciado, la de gente que ha visto llegar, coger de mi lo que necesitaba e irse sin más... estoy a punto de helarme de pena otra vez cuando una mano amiga, una que lleva muchos años agarrándome, se interpone entre mi melancolía  y la mesita haciéndome mirarle a la cara. Me sonríe. Sonrío.. yo no necesito más. Ella, a su lado, también lo hace, y por unos segundos somos tres idiotas sonriéndose. Me repongo sin esfuerzo.

 El gran rey del terror hace su aparición estelar y obsequia a mis oídos con una voz de cantautor desafinado, con su armónica y sus letras llorosas... yo lo había avisado al sentarme: "como pongan al puto Dylan me pego un tiro". Y ahí estaba, pero también estaban ellos, así que nadie ha querido matarse, de hecho hemos reído bastante, tenía que pasar, tratándose de mí estaba claro, ha tenido su gracia.

De pronto, de la forma más natural y sin recordar muy bien en este momento a qué ha venido, me han dicho desde la izquierda: "te juro que en cuanto pueda te llevo a Amsterdam". Me ha conmovido...ha sido de dentro, con la certeza de lo que no puede ser de otra forma, tan sincero que no ha sido entendido que me llorasen los ojos. Me iría ahora mismo contigo si pudiera, a Amsterdam, a donde quisieras.
Luego resulta que el que ha llorado a sido él, mi cara contra su pecho, su respiración en mi pelo. Intentar reproducir sus palabras me parece un sacrilegio, pero no van a borrarse de mi piel. Tengo grabado ese momento, ese escenario en mitad de la calle bajo el árbol de flor roja que nos llueve. Me coge la mano, se la pone en el corazón, lloramos como idiotas y pienso que no se puede tener más suerte.
Llévame a Amsterdam, llévame donde quieras, pero no te separes nunca de mi lado.

Tengo el jardín más bonito. Me pueden romper la puerta, pisotearme la hierba, arrancar las flores, que siempre, siempre, cuando he conseguido tragarme el orgullo y susurrar un "socorro", en una tarde se ha repuesto el trabajo que me llevaría a mí días, semanas... depende.
La puerta sigue rota, pero ahora mismo no puedo hacer otra cosa que no sea admirar la belleza de mis flores.

martes, 14 de junio de 2011

Portazos, jardines y playas.


"Que me trague el mar, que me lleve" 
Echo a correr por la arena y cierro los ojos pensando que bien podría ser nieve. Me acuerdo de Ana buscando a Otto... ¿a quién estoy buscando yo?. 
Corro a una velocidad penosa, los zapatos se me llenan de tierra. De unas cuantas sacudidas me los quito y se quedan ahí atrás, abandonados. 

Me sobran pensamientos, me sobra gente, me sobra amor, me sobran ganas, me sobra esperanza, me sobran recuerdos, me sobran caricias, me sobra la luz de la farola en la ventana, me sobra cama, me sobra espacio, me sobran los colores, me sobra música, me sobra la lluvia en el balcón. 

Corro con los brazos abiertos y me pongo a gritar. Me sobra ropa. De un tirón me arranco los pantalones y la camiseta y me paro en seco. Estoy sola otra vez y la noche no me promete nada. 

"Que me trague el mar, que me lleve" 

Con el corazón en la boca y temblando, me voy metiendo al agua poco a poco y me olvido de Otto, de Ana, de todos los ideales que me persiguen. Voy adentrándome en lo oscuro, en lo frío... ni me molesto en cerrar los ojos.  Mi cuerpo cada vez puede verse menos, hasta que al final nadie recuerda que estuve aquí hace tan sólo un momento.  


lunes, 6 de junio de 2011

Lo importante

Fue mirando el mar oscuro cuando todo estuvo claro.

Te irás, me iré, ¿quién sabe?, lo importante es que estuviste. Lo importante es que sin pedir nada me moviste las piernas poco a poco, me besaste los párpados y me arropaste el corazón helado.
Sin conocer, sin saber, sin necesitar, sin exigir. Me quito el sombrero y te aplaudo en medio de esta playa totalmente solitaria en la tibia noche. Te aplaudo y con el eco me recuerdo que da igual que te vayas, que me vaya, que no vuelvas, que te extrañe. Me has dado lo suficiente como para que yo no pueda hacer otra cosa más que asentir y apoyar cualquier decisión que tomes. ¿Con qué derecho el pedirte, el reprocharte?.

Me quedo aquí dentro con tus ojos, con tus manos, con tu cuello. Me quedo aquí removiendo la arena y me repito que lo importante es que estás, que no importa lo que te extrañe.