¿Y si nunca encontramos judías mágicas? ¿ Y si solo encontramos... judías?

viernes, 18 de febrero de 2011

Lluvia

Un día decidió despertar y se dio cuenta de que el cielo lloraba como ella. "¿Qué pensarán las nubes para estar tan tristes?", así que decidió abrir la puerta y echar a andar para compartir con el cielo su pena. Las calles no eran conocidas, así que se metió por completo en la dulce sensación de perderse, y poco a poco se fue dando cuenta de que a cada baldosa que pisaba, iba muriendo un recuerdo. Tuvo miedo en un instante de olvidarlo todo, de llegar a la siguiente esquina y no saber volver a casa o no recordar su propio nombre.

Los pies, que nunca entienden de miedos, la acabaron llevando a un campo amplio, verde y solitario. Maravillados los ojos, sin darse cuenta realmente, avanzó y se tumbó en la hierba, en mitad de una llanura mojada, con olor a tierra y olvido. Extendió los brazos y se quedó allí horas enteras, cayendo la lluvia sobre su rostro y sus ropas, mezclándose por completo con la naturaleza, formando parte, como una piedra más, del paisaje. 

Pero el cielo se puso negro y la luna comenzó a asomarse, recordando, con una tenue luz, que debía volver a casa.

Por una vez en mucho tiempo, hizo el camino silbando una canción desentonada, tiritando de frío, pero  sintiendo con alivio que se aflojaban los males que le anudaban la garganta. 

5 comentarios:

  1. :)

    mi entrada preferida

    ¿me dejas que sea yo la del cuento? jiji

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  2. "la dulce sensación de perderse", nos perdemos con la esperanza de encontrarnos, allí donde reina el sonido del silencio y también en el bullicio de las calles rebosantes de cuerpos móviles y anónimos.

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  3. Hola, es la primera vez que paso por aqui y tu blog me ha parecido muy interesante.

    Seguro volveré pronto.

    Saludos.

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  4. Vaya cosas bonitas que tienes en la cabeza, gracias por compartirlo =)

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