¿Y si nunca encontramos judías mágicas? ¿ Y si solo encontramos... judías?
domingo, 11 de septiembre de 2011
Relatos del festival "Getafe en vivo"
Desde siempre me han dicho que lo que no me pase a mí, no le pasa a nadie. Es verdad.
He pasado tres días geniales en el Getafe en vivo, disfrutando de buena compañía y buena música. He recopilado muchas anécdotas que no me cansaré de contar hasta que me digan que me estoy repitiendo, como siempre. Pero sin duda me quedo con la que voy a contar a continuación:
Getafe en vivo. 50.000 personas, absolutamente todas con la intención de darlo todo con offspring. Yo era una de ellas y el amigo que venía conmigo también. Nos pusimos muy cerca del escenario, disfrutamos de Txarrena y nos desesperamos con Sôber, pero sobretodo me gustó que tuve tiempo para estar completamente pegada a gente que no conocía para sumirme en mis pensamientos de una forma peculiar. Me di cuenta de que la luna estaba llena y me acordé de que todas las casualidades de mi vida, las buenas y las malas, se han producido cuando había luna llena. El amor de mi vida fue con la luna llena, y otros que han tenido menos importancia pero gran repercusión también. Miré su redonda cara iluminada y le dije muy bajito que ese día no, que no me estropeara nada, que me dejase tranquila.
No lo hizo.
Cuando por fin terminó Sôber, salieron los esperados, provocando que una masa inhumana de humanos se empujaran unos contra otros, separándome por completo de mi amigo. Por suerte habíamos quedado en un sitio y una hora por si eso pasaba.
Aquello no era normal, me hicieron pasar los más largos y peores 5 minutos de mi vida. Estoy llena de moratones y todavía me duele el cuello... de hecho, si separaba los pies de suelo, me arrastraba una corriente de brazos sin necesidad de que yo hiciese nada. Intenté salir como pude y un chico, al verme tan apurada, me ofreció protección.
"Tú quédate aquí conmigo, chiquitilla, que no te va a pasar nada"
y yo pensaba que tenía mucha suerte. Me protegió durante los últimos acordes del primer tema, y cuando comenzó el segundo, de nuevo la oleada de personas haciendo lo imposible por hacerle pasar un mal trago a los demás se puso en acción.
Mientras tragaba tierra e intentaba quitarme a un señor bastante grueso de encima, mi protector me agarró del pecho y empezó a tocarme como quiso. Yo no podía hacer absolutamente nada por zafarme de esas manos asquerosas, pero con suerte, la corriente se lo llevó a él también y quedé libre para intentar salir.
Mirara donde mirara, había gente. Me metí sin querer en varios pogos, y cuando ya pensé que nada podía ir peor y me ahogaba por la tierra, me caí al suelo. Decidme... ¿hay algo peor que caerse al suelo en esa situación?, a mí no se me ocurre, y de hecho pensé que me quedaba en el sitio, pero unos brazos fuertes me recogieron y me llevaron cual saco encima de sus hombros.
No pude ver quién me había sacado de ese infierno, pues al dejarme a salvo se metió dentro del concierto sin decirme nada. Lo cierto es que al verme sola y con la horrible sensación de que había abusado de mí, me habían mentido y yo como una tonta me lo creí, no pude hacer otra cosa que no fuese echarme a llorar mientras tocaban uno de mis grupos preferidos una de mis canciones favoritas.
Me fui al punto de encuentro que había establecido con mi amigo y me eché a llorar en el suelo. Miraba el asfalto con los ojos llorosos y no pasó mucho rato hasta que unos tenis rojos se interpusieron entre mis lágrimas y el suelo.
"una chica tan guapa no debería estar aquí sola llorando"
Levanté la vista y era un chico un poco mayor que yo, con unos ojos azules preciosos y una sonrisa tranquilizadora. Se sentó a mi lado y me preguntó qué ocurría. Se lo conté entre sollozos mientras me abrazaba, como si tuviera cinco años. Se indignó, pero me dio dos alternativas, quedarnos sentados llorando, o ir de nuevo al concierto, quedarnos atrás y él me cogería para poder ver bien.
Me dijo que se llamaba Adrián y a mí me hizo mucha gracia, pero en fin, era un chico encantador, sin embargo era un completo desconocido, pero ya he mencionado antes que me lo creo todo y esta vez no fue menos.
Fue genial. Vi el concierto en los hombros de un chico majísimo, saltando, bailando, cantando... como tendría que haber sido en un principio. Me hizo abandonar la rabia en un momento y pasamos un concierto que no voy a olvidar.
Finalmente pude reencontrarme con mi amigo, el cual tenía otra historia por su cuenta sobre ese concierto.
Adrián y yo intercambiamos teléfonos y direcciones de correo, así que una vez más, la luna (aunque en menor escala) hizo que el destino me llevase a conocer a una persona que me salvó de las lágrimas y que me hizo sentir que quedan gente y momentos para disfrutar a pesar de todo.
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Al fin y al cabo, la luna llena merece la pena. Las mareas humanas son horribles, sobre todo cuando te pillan sólo. Un abrazo :)
ResponderEliminarBonita secuencia, de Aitutaki a Offspring, de estar mordiendo (literalmente) el polvo a estar casi tocando (literalmete ) la luna...!!!En los conciertos me gusta sacar alguna foto de la gente que lo esta viendo sobre los hombros de alguien, la proxima vez me acordare de tu historia.
ResponderEliminarUn saludo, Kalina, cuidate.
Me encanta esta historia Kalina, estuvieron Offspring también en santiago esta semana, conozco a varios amigos que fueron y me da la impresión de que a todos les ocurrió algo parecido, es lo que tienen los conciertos.
ResponderEliminarSuerte que hayas conocido a alguien bajo la luna llena ;)
¿crees en las casualidades?
Mientras leía tu blog en la tele estaban poniendo el capítulo de Friends en el que Rachel dice: ¿Y si nunca encontramos judías mágicas? ¿ Y si solo encontramos... judías?!!!
Me ha encantado, no sé si lo has sacado de ahí, pero sea lo que sea ha sido una gran casualidad. Llevaba un día horrible y me he puesto contenta :)
Un abrazo y gracias!
Che me re colgue y no te hable mas. Soy un hijo de puta jajajaja. A ver cuando te cruzo y tenemos alguna conversacion. Pense en escribirte algo pero no se me ocurrio nada en concreto. Cuando se me pase algo por la cabeza te tiro un mail o algo de eso. Espero que andes bien
ResponderEliminarBonita historia Kalina, y me alegro que el final fuera feliz.
ResponderEliminarSi la luna puede mover el mar, ¿Que no va a poder hacer con nosotros?
Un abrazo.
Steppen.