Tenía 25 años y se decía a sí mismo todas las mañanas que ya lo había vivido todo. Su cuerpo delgado y palido pasaba 6 horas al día sentado en un escritorio de oficina delante del ordenador, generalmente escribiendo artículos de opinión sobre temas en los que, en realidad, no tenía nada que opinar. Trabajaba desde que cumplió los 22 años en un periódico progresista a manos de un hombretón cuyas convinciones políticas no se correspondían en absoluto con su cargo, y cuyo afecto por Alberto era cuanto menos, inexplicable. Con sus compañeros de trabajo la relación no era mucho mejor, pues veían en Alberto a un hombre serio, melancólico y tristemente aburrido con el que no poder contar a la hora de ir de cañas después del trabajo. Por su parte, él se limitaba a callar e ir del trabajo a casa, sin ningún interés ni resentimiento para con sus compañeros.
Caminaba todos los días 20 minutos desde el trabajo a su casa, agachando la cabeza como aquellos que cargan una terrible pena, aunque lo cierto es que él ya no recordaba cuál era la suya exactamente. No podemos decir que Alberto fuese infeliz, en realidad no sentía angustia ni malestar, simplemente era incapaz de sentir nada. Todo en él se había quedado paralizado durante mucho tiempo en una época mejor donde el calor humano derretía lo que ahora era un cuerpo helado desprovisto de reaación ante practicamenete nada.
Vivía en un estudio pequeño y meticulosamente ordenado. Todos los días era la misma historia: abría la puerta, apagaba la radio que le dejaba encendida a sus plantas, se sentaba en el sofá que había colocado mirando a la ventana y se quedaba allí parado observando cómo pasaba la gente hasta que caía la madrugada.Cuando la oscuridad era tan intensa que las farolas no le permitían ver nada, se levantaba, ponía el despertador y se metía tranquilamente en la cama, siempre con el mismo pensamiento "estan todos ciegos, no pueden ver nada".
Alberto puede que tenga razón, pero tío, unas cañitas y un poco de buen rollo también te ayudan a ver.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato Kalina, gris y siniestro, con el perfil de un asesino en serie.
Un abrazo.
Steppen.
Una ciudad gris
ResponderEliminarque contiene a un hombre gris
quien probablemente use un traje gris
Saludos
el calor humando derretía...
ResponderEliminarMuy bueno Kalina, por desgracia hay demasiados "ciegos"
Kalina:
ResponderEliminarGracias por visitarme en
"El estanque de los deseos"
Te invito a leerme en
http://nidaeldore.blogspot.com
Besos mil
Desasosegante y claustrofobico. Vaya atmosfera q has creado....
ResponderEliminarKalina, a proposito de tu comentario en mi blog sobre unas fotos de la feria Arte Oviedo: "...la del chico con la chica de fondo es mi preferida". Es curioso que entre un monton de fotos elijas la de un musico (el chico de la foto es Hector Tuya, rockero, creo q es de donde te quitaron el apendice...). Para tu coleccion de "casualidades"???.
Un saludo, Kalina.
Alberto tiene la razón, estamos ciegos, no vemos nada. Él lo sabe, lo ve, pero a cambio de una vida claustrofóbica, una vida ajena, una vida sin vida. Y no hay nada más triste que eso. Mejor ser feliz no? al fin y al cabo, somos el tiempo que nos queda y no está bien pasarlo sentado frente a una ventana.
ResponderEliminarUn besazo!
Un gusto leer la narrativa,
ResponderEliminarte dejo mis saludos.
feliz semana.
Vale, creo que te estoy siguiendo yo también..la verdad es que aún no controlo mucho esto x)
ResponderEliminarEl blog tiene muy muy buena pinta, en cuanto me desahogue un poco de los trabajillos de clase me pongo a leerlo sin duda :)
un beso!
Coincido con Amanda... demasiados ciegos.
ResponderEliminarMe ha encantado Kalina, echaba ya de menos leerte! Y mil perdones por ausentarme pero estoy con mil cosas en la cabeza... Pero el otro día pensando en gentecilla... me dije: "jo, echo de menos que Kalina se ofrezca a partirle las piernas a la gente por mi..." Como decías en esos comentarios jeje Chorradas tal vez, o tal vez no :) Un abrazo fuerte!! Cuídate mucho!
Jajaja seguro que tienes dones mayores, véase tu blog!! y cómo escribes! :) pero es que... no sé... ese día andaba odiando al mundo tal vez y me acordé jaja Un abrazo! mil gracias por pasarte :)
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