¿Soy yo, o la gente se ha olvidado de lo que es el amor?

Estoy cansada de niñatas minifalderas y escotadas que gritan con los ojos, todos los viernes y sábados noche: "eh, mírame, sólo sirvo para el sexo", o mucho mejor, cansada de todos esos hombres simples que lo único que buscan en el sexo opuesto es acabar en la cama, sin importar quién sea o cómo piense. A la mayoría les parecerá normal, pero a mí no puede más que darme asco y una pena enorme.
Hace un tiempo, una persona que aprecio muchísimo me dedicó la peor definición con la que nadie me podía haber obsequiado: "eres una menopáusica divorciada de 18 años". Creo que es de las cosas más dolorosas que se le pueden decir a alguien, sobretodo si en ese momento amaba al portavoz de tan soez definición, pero,con el tiempo me he ido dando cuenta de que puede ser que sea verdad, al menos en el contexto actual.
Me he dado cuenta de que es verdad y estoy muy orgullosa. Me enorgullezco de no ser una persona simple que solo piensa en salir de marcha, beber y ligar con lo que sea. Estoy orgullosa de dedicar mi vida a la búsqueda de lo completo y de lo profundo, y sobretodo estoy orgullosa de poder reírme de los niños pequeñitos que juegan a ser mayores a través del sexo y del sabor de labios nuevos cada día, o que simplemente, pretenden llenar el inmenso sinsentido de sus vidas en cuerpos ajenos.
Soy una menopáusica divorciada, si, pero cuando yo decida rehacer mi vida va a ser con un viejo romántico y carcomido por la experiencia como yo, una persona que sepa amar sinceramente y que no le interese lo simple de un cuerpo, que sepa mirar más allá y pueda disfrutar de una vida a su lado. Alguien con quien no sienta que todo puede acabar en cualquier momento y en quién pueda confiar, que no me haga falta pensar en la veracidad de lo que me esté diciendo.
No creo en el amor eterno, pues la experiencia me ha enseñado que todo caduca con el tiempo, pero si tengo que vagar por varios caminos con varias personas, tengo muy claro qué tipo van a ser las elegidas para que nos tomemos de la mano y disfrutar de cada una de nuestras charlas, de nuestros viajes y nuestro día a día, disfrutando de la pequeñas cosas que solo se aprecian por aquellos que tenemos el corazón de verlas y disfrutando también del sexo y mucho mejor que nadie, pues, con amor, supera cualquier efímera sensación de placer a la que el resto aspira conseguir.