Recuerdo las noches en silencio observando el ir y venir de las olas. Acompañada pero a solas con mis pensamientos, por lo menos disfrutaba de tener un cuerpo humano cerca.
No sabía hacer rebotar las piedras en el agua y nos reíamos mucho de ello, olvidándome a base de sonrisas de cómo me sentía en realidad. La distancia, las mentiras, los miedos.. todo hace mella y acabas ahogada en el fondo del mar.
Pero al final aprendí a lanzar la situación y hacerla saltar hasta alejarla de mi, para sólo ver las ondas que quedaban a su paso y no volver a sentir la frustración de no controlar algo que depende únicamente de mis movimientos.
acabo de responder a tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo!
Ojala que pudieramos d ela mims amanera lograr controlar todos los movimientos en nuestra vida.
ResponderEliminarHermoso texto.
Un abrazo y feliz inicio de semana.
Tienes razon, pero tambien tienes que tener en cuenta que si esa persona ha resquebrajado por completo tu confianza, te ha tratado como si fueses menos que una mierda y, encima, reniega de ti y te deja en el peor lugar posible....creo que lo mejor es olvidar todo por completo. Absolutamente todo. No existe el perdon para tal cosa y mucho menos la compasion o "los dulces recuerdos". Todo esta roto.
ResponderEliminarDudo de lo que creemos controlar. Dudo de la independencia de una gota de agua en el rio.
ResponderEliminarSaludos.
Yo no se lanzar la piedra, pero tampoco puedo controlar algunos sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo Kalina
a buen seguro que te tendrás que re-aprender en más de una ocasión. Si ocurre, quisiera leer de nuevo algo tan bello como esto.
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